Anteriormente definimos una alimentación sana en tanto sea variada, balanceada y en cantidades adecuadas.
Cuando nos referimos a las cantidades no es lo mismo la alimentación de un bebé, de un niño o de un deportista. Las necesidades de cada persona varían con su edad y con su grado de actividad física.
Podemos clasificarnos como personas físicamente activas o sedentarias. Las personas sedentarias deben cuidar más la cantidad y calidad de alimentos que consumen porque no utilizan la misma energía que aquella que realiza una actividad deportiva o de recreamiento en forma regular.
¿Somos sedentarios?
Algunas actividades físicas que fácilmente se pueden incorporar a la rutina diaria para tener una vida más “activa” son: caminar en vez de usar el auto, no usar ascensor, agregar cuadras a la caminata cotidiana cambiando nuestra recorrido habitual, bailar, jugar con los niños, limpiar la casa, empezar el gimnasio o comenzar con algún deporte, entre otras.
En cuanto a la selección de alimentos…
Lamentablemente, el ritmo de vida que llevamos, mucha veces hace que nuestras elecciones a la hora de comer no sean las más adecuadas sino las más sabrosas y, sobretodo, prácticas y sencillas (comida rápida, delivery, fiambres, embutidos…) Dos grandes errores a la hora de elegir que comemos es pensar que la comida saludable da mas trabajo en su preparación y que se puede mantener un peso saludable y estar sanos reemplazando alimentos solo con productos especiales (comer todo DIET o LIGHT). La realidad es que uno puede mantener un peso adecuado y una alimentación sana comiendo de todo.
Algunos sencillos consejos para incorporar son:
- Si nos falta tiempo, en el supermercado encontramos una gran variedad de vegetales congelados, enlatados y verduras frescas en bandejas listas para el consumo.
- Podemos preparar verduras semanalmente y guardarlas en envases plásticos u otro recipiente adecuado. Tener tomates lavados, cebollas peladas, zanahoria rallada o remolacha en la heladera. Tener verduras para usar como guarnición siempre hace que nuestro plato sea más variado y saludable.
- Aprovechar el freezer, donde podemos guardar porciones de alimentos de todo tipo.
- Pedir el menú semanal en el colegio de los niños o en el trabajo para balancear el almuerzo con la cena que vamos a preparar.
- Cocinar cantidad doble de comida la noche anterior para tener almuerzo listo para la vianda del otro día o el almuerzo en nuestras casas.
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A veces se trata solo de simples cambios pero hay que decidirse a empezar. Si nos organizamos se pueden realizar comidas sanas de manera rápida y sabrosa. La clave es elegir comida variada y respetar las cantidades de acuerdo a nuestro estilo de vida, teniendo en cuenta de que forma utilizamos la energía que consumimos.
Combinar una buena alimentación con una actividad física regular nos mantiene en un peso saludable, previene enfermedades y sobretodo nos hace sentir bien.